Cuando trabajas en educación infantil ( sea el ciclo que sea) hay miles de situaciones que se escapan de entre los dedos cada día.

Este blog intenta resumir diariamente los comportamientos infantiles y los mios propios como profesional de la educación, y aprender de sus logros, frustracciones, deseos, enfados.... y de mis errores.

Laberinto de Susurros hablará de sonrisas, de mordiscos, de miradas, de caricias, de pellizcos, de abrazos, de besos.... todo aquello que por ser susurros y no gritos, se quedan estancados en el olvido.

Espero que os guste.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El OTOÑO 23-09-2011


Esta semana ha comenzado una nueva estación del año, y con ello una serie de cambios a nuestro alrededor. Aprovechando algunas hojas secas de los arboles del parque cercano a la escuela explique a los niños en que consistía el otoño en la asamblea ayudandome de soportes gráficos ( dibujos de arboles sin hojas, fotografías de lluvía...) y de recursos cotidianos como pueden ser un paraguas y unas botas de agua.

Después nos fuimos a la sala de usos múltiples y allí escuchamos en silencio " la canción que un músico llamado Vivaldi había dedicado al otoño"..... Les dije que para agudizar mejor el oido cerraran los ojos, asi que los niños se taparon la cara con todo lo que podían, manos, camisetas, brazos del compañero..... eso sí, en silencio, y moviendo algún pie o mano al "ritmo".

Cuando finalizó la música propuse interpretar un arbol que pierde sus hojas, y todos estaban ansiosos por participar. Nos juntamos muy juntitos unos a otros de pie y nos cogimos de donde pudimos, simulando así, el tronco de un gran árbol.... levantamos las manos muy alto y nos soplamos los unos a otros como si fuera el viento.... abrimos las manos e imaginamos que éstas eran las hojas de ese enorme árbol, los dedos de los niños se movian rápido.... (pero no se separaban ni un poco los unos de los otros, el tronco seguía intacto)...... una grán ráfaga de aire arranca las hojas y se caen al suelo, todos nos tumbamos y damos vueltas mecidos por el viento.

Evidentemente, no todos los niños fueron partícipes activos durante toda la sesión, hubo bajas y altas durante todo el trayecto del árbol, pero ninguno se separo del tronco del árbol ni dejo de mirar con cara de sorprendido.

La verdad es que la mayor sorprendida fui yo, al encontrarme niños y niñas de 2 y 3 años ( algunos que todavía no han cumplido los 2) en pleno periodo de adaptación, con esa capacidad de reacción, con contacto físico los unos con los otros (algunos no querían acercarse a los demás niños ni en el trenecito para entrar o salir de clase)......

Después de esto, hicimos un círculo sentados en el suelo y por orden nos pasamos hojas secas, avellanas, piñas..... y trás olerlas, escuchar su sonido al estrujarlas, reirnos de las pruebas de algunos niños.... las tiramos al suelo, nos descalzamos y con la misma música de Vivaldí paseamos sobre el OTOÑO.

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